Melissa

Caminando un día por ChiangMai con Marie, una especie de tía abuela polaco-francesa que hace Tai-Chi, encontramos un cartel en ingles pidiendo donantes de sangre.
Yo siempre fui donante, desde chiquito me gusto eso de ser drácula al revés.
Como el cartel incluía una dirección de email uno o días días después le escribí una carta a la señora Anabelle.
Pasaron otros dos o tres días antes de recibir la respuesta. La hija mas chica de Anabelle, Melissa, estaba internada en el Hospital de ChiangMai, con leucemia y necesitaba donantes.
Melissa tenia un tipo de sangre “farang” (extranjero), el mismo que yo. Tipo muy popular en occidente pero difícil de encontrar en el medio de Asia.
El cartel que Anabelle ponía en las columnas era sobre todo un llamado a los turistas.
Y entre los turistas no había muchos donantes de sangre.
Con esa inconsciencia que siempre me caracterizó y aprovechando cierta laxitud en el banco de sangre, me encontré donando casi mensualmente para Melissa, a quien conocí recién un par de meses después.
Muchas veces la encontré demasiado cansada para jugar y solo le leía cuentos, otros días jugábamos distintos juegos de madera o adivinanzas.
Una niña de 10 años, chiquita, que en algún momento tuvo el pelo negro y largo.
Un día llegue al hospital y el cuarto estaba vacío.

Chiang Mai 2001