Terror en Birmania

Aquí se esta perpetrando un geno

Aquí se esta perpetrando un genocidio, no solo por la acción del gobierno sino por la inacción de la comunidad internacional.

Nuestra curiosa civilización occidental, tan proclive a intervenir y justificar intervenciones, a veces hasta mintiendo, parece no encontrar el camino para salvar decenas de miles de personas.
 

Ignacio SERE desde Myanmar

Finalmente llego el permiso desde Yangoon, en el hotel de Mae Sot se corrió el rumor de que salíamos.
Andrea Nicastro del Corriere Della Sera se propuso sin vacilar a hacernos de chofer. Desgraciadamente ya habíamos sido premiados con un chofer birmano  con su correspondiente asistente armado. Andrea hubiera sido sin duda un gran apoyo.

El relato costumbrista quedara para otra vez, ahora tratare de ser lo mas breve posible para poner énfasis en la catástrofe humanitaria de la que fuimos testigos.

Regreso a Tailandia abrumado, no solo por las cifras de los muertos, que ya no sufren, sino por las penurias de los sobrevivientes afectados, calculados en unos 150.000, de los cuales al menos un tercio son niños, según un informe de médicos hindúes al que pudimos acceder.


UN PAIS SAQUEADO

Me encontre una vez más en un país gobernado y saqueado por una banda de delincuentes, siempre en aras de intereses superiores y patrióticos.

Como los militares sudamericanos, los mercenarios congoleses, los golpistas tailandeses, los colonizadores europeos en Africa y America, todos levantan la bandera de las buenas intenciones, cuando de lo que se trata es de llenarse los bolsillos. Los militares birmanos no son mas originales que otros animales de la misma especie.

La junta se han negado hasta ahora a la entrada de técnicos occidentales, la ayuda debe ser distribuida a través de los canales oficiales que ofrecen “seguridad”. Para evitar dudas al respecto, tres camiones del Programa Alimentario Mundial de ONU fueron saqueados por las milicias paramilitares Swan Ah Shin a las que pertenece el honorable asistente de mi chofer. El gobierno birmano puede garantizar tanto la seguridad como la inseguridad.
Llegando a Thaton en uno de los tantos check-points  unas cincuenta personas trabajaban sentadas en el piso al pie de 4 camiones militares estacionados . Una foto del jefe de la Junta estaba siendo pegada sobre los paquetes que lucían el logo de ONU. Ni hablar de sacar nuestras cámaras.

El gobierno no quiere que la ayuda sea distribuida en los templos sino en los cuarteles, nosotros desde Chiang Mai propusimos la variante no demasiado original, pero que aparentemente puede funcionar : usar una ONG local. No hay muchas y la mayoría son controladas por el gobierno.

Thaton es un pequeño poblado que tiene por única virtud  albergar a nuestro contacto local, una ONG de encuadramiento de jóvenes a través de cursos de combate tailandés.

Uno de los dos dirigentes de la ONG es también miembro del brazo político del gobierno, la Asociación de Solidaridad y Desarrollo de la Unión (USDA), el otro es simpatizante de Daw  Aung (Tia Aung) Premio Nobel de la Paz y dirigente de la Liga por la Democracia que ha pasado los últimos 15 años en arresto domiciliario.

El gobierno birmano difícilmente puede negarse a pedidos puntuales del gobierno tailandés, máxime cuando mi presencia estaría limitada a 3 días y mi aprobación podía liberar mas de doscientas de bolsas de arroz guardadas en el depósito de Uruthai en Chiang Mai.

Oficialmente mi misión consistió en ir hasta Thaton a firmar un acuerdo con la ONG de Thai Boxing y verificar la capacidad de gestión y deposito seco, extraoficialmente se trato de explorar las condiciones para a través de esa experiencia abrir un canal humanitario a mayor escala.

LA VENTA EN EL MERCADO

Si algo faltaba para convencerme de no entregar ayuda directamente al gobierno birmano, fue ver como se vendía en el mercado local el contenido de las cajas de ayuda del gobierno tailandés. Tuve posibilidad de comprar agua donada, pero no de sacar fotos dentro del mercado.

En el trayecto pude ver en  el cuartelito local donde nos alojaron la televisión birmana dando las explicaciones sobre el rechazo a los técnicos occidentales dadas por el gobierno que mi chofer me tradujo con convicción y seriedad: no se puede confiar en que los occidentales no se involucren en tráfico de niños, violaciones de mujeres y menores, abusos de todo tipo, etc.

En el camino a Thaton pudimos apenas sacar unas pocas fotos, las cámaras las guardaba, por seguridad, nuestro guía y debíamos pedir permiso – y las cámaras – para poder fotografiar. Nuestra esperanza de poder sacar fotos con los teléfonos también fue frustrada por las mismas razones de seguridad.

Así y todo pudimos registrar algunas cosas aunque la mayoría de las veces nos vimos obligados a sacar las típicas fotos de turistas, templos y ruinas.

Todo esto en medio de la lluvia que nos dio poca tregua.
Nuestro recibimiento en Thaton fue excelente, en lo que va a ser un centro de distribución de nuestro arroz tailandés ya estaban funcionando varios (casi) camiones que distribuyen agua potable y víveres, sin intervención visible del gobierno. Me alegró ver que los hindúes estaban trabajando en el mismo sentido con esta ONG local dirigida por dos pesos mosca de combate tailandés.

EL MIEDO A LA GENTE

Pudimos ver al norte,  en las afueras de Thaton las típicas chozas que habitualmente vemos en los arrozales, pero esta vez en medio de vastísimas zonas inundadas. Un medico hindú nos explico uno de los motivos del retorno de muchos de los sobrevivientes a las zonas anegadas.

El gobierno reclama todos los derechos sobre tierras improductivas o abandonadas y con ese criterio en la frontera norte el ejército masacra o desplaza aldeas enteras. Todas las tierras que interesan a alguien vinculado al, poder son súbitamente abandonadas por sus propietarios que muchas veces aparecen flotando en el río o no aparecen nunca.

Ese criterio de saqueo gubernamental es aplicado ahora en las zonas afectadas por el ciclón, pero según nos explicaron, el motivo no es esta vez apropiarse de las tierras sino obligar a la población a abandonar los refugios y regresar a sus hogares (en ruinas o inexistentes).

La concentración de gente preocupa a las autoridades que se sienten amenazadas por las reuniones cada vez mas numerosas en los templos, escuelas y otros edificios que han resistido el ciclon.

Así y todo, pudimos hablar en Thaton con campesinos birmanos que habían abandonado todo al encontrase rodeados de muertos, sin capacidad ni posibilidades de enterrar o cremar. En ellos el miedo a los fantasmas era más poderoso que el miedo al gobierno. Inútil explicarles que los gritos en la noche no tienen nada de sobrenatural sino que son de gente que sufre o agoniza.

A cincuenta kilometros al oeste de Thaton se señala la desaparicion de al menos dos aldeas enteras construidas en bambu y hojas de banano. Y no es  de las areas donde el viento golpeo con mas fuerza.

Ante estas situaciones aqui en Thaton, que es relativamente lejos de la zona de peor impacto, en el delta de Irrawaddy con miles de aldeas desparramadas construidas con materiales livianos   la cifra real de victimas puede ser varias veces superior a nuestros peores pronosticos. Sin una intervencion  humanitaria organizada esa informacion quedara en la oscuridad de un pais cerrado, sin censo  y sin registros.

Si los grupos de socorro no llegan en los próximos días, los sufrientes y agonizantes van a dejar de serlo, pero nada de esto parece preocupar al gobierno, ocupado de mantener el control a todos los niveles.
Preocupa a la comunidad internacional al punto de hacer primar las opciones morales sobre las consideraciones formales?

El  malestar de la población crece y allí donde hay grandes grupos reunidos se percibe rebelión y descontento.

Estando en Thaton la televisión recordaba a la población la aplicación de las reglas de moralidad y seguridad, nadie puede dormir fuera de su casa – ni siquiera estando de visita en casa de un familiar - sin reportarse en el centro cívico local.

Las milicias tienen derecho de entrar en cualquier momento del dia o de la noche en los hogares a fin de controlar si alguien sobra o alguien falta. La pena por no notificar al Centro cívico es de cárcel.

Decenas de miles de personas, sin comida, sin techo, sin agua son empujadas a abandonar los refugios de los templos, los edificios oficiales y hasta expulsados de debajo de los puentes, sospechosos de subversión.
El gobierno obliga a las victimas a registrar lo que reciben como caridad o solidaridad, tanto por parte de extranjeros como de los propios compatriotas.

En medio de una zona arrasada las directivas del gobierno irritan pero también atemorizan. No hay que olvidar que la USDA cuenta oficialmente con más de 20 millones de miembros.  Fue la USDA a través de su milicia Swan Ah Shin y no la policía quienes encabezaron en Septiembre 2007 el asalto contra las manifestaciones de monjes y cargaban los cadáveres en camiones.